Invertir desde joven te da una ventaja que casi nadie tiene: el poder del interés compuesto a largo plazo. Un joven que invierte $100 al mes desde los 18-20 puede tener más dinero a los 60 que alguien que empieza a los 30 invirtiendo el doble.

Ser consumista es vivir para trabajar y pagar. Ser inversionista es hacer que el dinero trabaje por ti. ¿Quieres libertad para viajar, emprender o simplemente elegir? Invierte.

¿Quieres un negocio, una casa en la playa, tiempo libre o ayudar a tu familia? Todo eso requiere dinero. La mejor forma de conseguirlo no es ahorrando, sino invirtiendo inteligentemente.

No tienes que ser un experto en finanzas. Invertir en activos de bajo riesgo, diversificados y en el largo plazo, te genera valor mientras viajas, duermes y trabajas. ¿Que hay mejor que esto?

El consumo es el rol que te asignaron. Pero tú puedes salir de ese papel y convertirte en dueño del sistema: es mejor ser inversionista y no solo consumidor.

Invertir desde joven significa que en 10, 15 años podrías vivir de tus inversiones y no de un sueldo. Elegir, no conformarte. Eso es libertad real.